Santa María, 27 de abril 2021.- Cooperatives Agro-alimentàries Illes Balears quiere dar a conocer la problemática de los ganaderos de ovino con la gestión y almacenaje de la lana. A principios de mayo empieza la temporada de esquileo en Balears. Gaspar Mas Miralles, responsable de suministro de la Cooperativa Camp Mallorqui, explica la situación: “A la oveja hay que esquilarla todos los años y en este momento existe una paralización del mercado de la lana. Los ganaderos y las cooperativas no tenemos forma de gestionar la lana de nuestros socios.”

De acuerdo con el Reglamento CE 1774/2002 la lana es considerada un Subproducto de Origen Animal No Destinado al Consumo Humano (SANDACH). “En el ámbito Europeo se trata de un residuo animal, con sus especificidades en el manejo del mismo. En Mallorca en la actualidad no existe ningún lugar para su tratamiento, por lo que la lana procedente del esquileo debe ser almacenada en las explotaciones y cooperativas para su posterior exportación a la península, ya que no se puede quemar, ni enterrar. Todo ello representa un coste adicional para los ganadores que el mercado actualmente no retribuye dada su paralización”, expone Mª Francisca Parets, directora gerente de Cooperatives Agro-alimentàries Illes Balears.

“Actualmente los canales de distribución de la lana a nivel mundial están detenidos. Desde el verano de 2019 el mercado de la lana está parado. No hemos sacado nada de lana. El 70% del mercado de la lana es de procedencia china” nos informa Carlos Bernues, responsable de esquileo y el encargado de la lana en Grupo Cooperativo Pastores de Aragón.

Las Cooperativas de Mallorca producen alrededor de 100 toneladas de lana cada año. Esta cifra representa el 65% de toda la lana de Mallorca. Para su traslado a la Península la lana debe ocupar el mínimo volumen posible. Con la maquinaria adecuada para su compactación se obtienen pacas de unos 400 kilos de peso, mientras que la lana sin compactar es embalada en bolsas de 70/80 kilos. Esta última opción es la que se ha llevado a cabo en el último año donde existía al menos mercado, aunque con precios irrisorios (0.07 cts/ kilogramo).

“En la campaña 2020 los costes asociados a la retirada de la lana igualaban al precio que obteníamos por ella. Sin embargo, para esta campaña la situación es aún peor. Los socios de las cooperativas no saben qué hacer con la lana. Es un residuo. Nuestros ganaderos necesitan una salida” declara Miralles.

El responsable de suministro de la Cooperativa Camp Mallorquí declara: “se está ofreciendo a los socios envases limpios para almacenar y manipular la lana de manera higiénica, y estamos coordinando una solución para la gestión en sus cooperativas socias situadas en Consell, Sineu, Montuirï, Porreres,  Algaida, Llucmayor, Petra, Artá e Inca.”

 

 

Otras salidas para la lana

Gaspar Mas Miralles nos explica posibles usos de la lana. “El año pasado la Consellería se llevó 20 toneladas de lana para analizarla. Por otro lado, una empresa de construcción se llevó 2 toneladas para estudiar su uso como aislamiento térmico. De momento no nos han dado ninguna respuesta.”

Desde Oviaragón, cooperativa matriz del Grupo Cooperativo Pastores, Carlos Bernues expone que: “Antes la lana era una fuente de ingresos para los ganaderos, pero ahora solo es una carga y un gasto. Estamos trabajando con empresas de fertilizantes para explorar nuevas salidas de la lana, como fabricar pellets de lana de oveja. Otra opción es llevarla a centros de destrucción en empresas de gestión de residuos. También se puede utilizar la lana para hacer compost.”